¿Sabías que el coaching y el marketing van de la mano?
Pero lo difícil viene después, y es algo que muchas personas que se forman en Coaching no se paran a pensar: tener uno o veinte títulos colgados en la pared no hará que llamen los coachees a tu puerta. Es decir, una vez que terminas tu formación como coach, si quieres poder dedicarte realmente a ello tienes que trabajar con otra materia que igual no pensabas que ibas a tener que ‘tocar’. Vas a tener que hacer Marketing: necesitas saber vender tus servicios para poder obtener clientes.
Es cierto que el Coaching es una profesión muy del boca a boca, de recomendaciones, pero para conseguir esto primero hay que tener algún cliente y este es el paso más difícil al que se enfrentan muchos recién formados, y lo que muchas veces frustra su sueño incluso antes de que despegue.
Consciente de esto, y gracias a mis años de experiencia en el terreno del Marketing antes de dedicarme de pleno al Coaching, he desarrollado un modelo propio conocido como Brandcoaching que enseño en D’Arte HBS; un modelo que enseña a implementar estrategias de Marketing que hagan realidad eso de vivir del coaching una vez finalizados los estudios. Un plan en el que, entre otras cuestiones, se centra en dos puntos fundamentales: definir la marca y saber cómo venderla.
Definir la marca personal como coach
Desde el momento en el que se es coach profesional y se quiere ofrecer unos servicios en un mercado en el que hay otros coaches que son competencia, existe una marca y hay que venderla. Pero, ojo, no nos equivoquemos: no se trata de venderse a uno mismo como si se fuera un producto. Lo que hay que convertir en marca es el trabajo que realiza el coach, los servicios que ofrece.
Y, por ello, lo primero que hay que hacer para salir al mercado del coaching es definir el producto, tener muy claro los servicios exactos que se ofrecen, buscarse un nicho concreto donde destacar y, en definitiva hacer que los servicios sean un producto modelable, de calidad, que se pueda ‘empaquetar’ correctamente y que pueda ser explicado y transmitido fácilmente.
Si se tiene bien delimitado cuál es el producto y este posee un claro toque diferenciador, no costará definir la marca que, posteriormente, se deberá trabajar con constancia para que no solo se conozca, sino para que se mantenga en el mercado. Para ello hay que cuidarla, nutrirla, darle unos valores diferenciales y potenciarla usando siempre un Marketing auténtico y honesto.
Saber venderse como coach profesional
Una vez dado el primer paso de creación de marca del producto o servicios, llega el siguiente paso que no es, como se suele decir, moco de pavo: venderlo; hacer Marketing en estado puro para llegar, cuanto más lejos, mejor.
Y en este sentido, lo primero que hay que trabajar es la comunicación del mismo, de la marca. Porque si uno no sabe explicar sus servicios, nadie los va a comprar. Para ello, es necesario aprender todo lo que se pueda sobre el producto, apuntar todos los beneficios que el coachee obtendrá con él y, finalmente, seleccionar el más importante y convertirlo prácticamente en un mantra, en el eje central de comunicación de los servicios.
Ahora que ya está definido el mensaje, toca pensar en algo de vital importancia: quién es el cliente ideal que se acercará a comprar ese producto. Hay que definir el target lo máximo que se pueda: sexo, edad, en qué trabaja, qué hace en su tiempo libre… Cuanto más sepamos a quién nos dirigimos, mejor sabremos cómo y dónde dar a conocer la marca de forma precisa. No consiste en disparar a todos lados el mensaje porque es un gasto innecesario de recursos y energía.
Así que una vez que ya sabemos cómo comunicar el producto o servicio y quién es el cliente ideal, toca abrirse al abanico de posibilidades que Internet ofrece para expandirse: desde crear o actualizar perfiles profesionales como LinkedIn, hasta crear una web propia, pasando por abrir cuentas en las redes sociales donde pueda estar ese cliente habitual para ofrecerle un mensaje más ameno y cercano. Escribir artículos, colaborar en otras webs, crear vídeos divulgativos, etc. son otras buenas posibilidades de difusión.
Pero también es necesario averiguar otros lugares donde puede estar el cliente ideal fuera de Internet como pueden ser seminarios, congresos, foros, encuentros, y participar en ellos de forma activa para hacer networking y comunicar también de forma hablada lo que se ofrece.
Después de todo este trabajo comenzarán a llegar los clientes y, en este punto, el propio coach se convertirá en el mejor vehículo para hacer crecer su negocio. Es su deber ofrecer un servicio de calidad y honesto con lo que ha anunciado. Esta es la mejor vía para conseguir nuevos clientes porque, como me gusta decir, son los propios coachees satisfechos los que acaban siendo los mejores apóstoles de una marca.
Todo lo que te he compartido aquí es una forma muy genérica de desarrollar un plan de Marketing para venderse como coach profesional, pero no dejan de ser ideas que muchos futuros agentes del cambio desconocen y que creo firmemente que son indispensables interiorizar y entender para que tras formarse no caigan en la nada más absoluta.
Desde que en D’Arte ofrecemos esta formación complementaria y la incluimos como parte fundamental dentro del Máster Propio en Coaching Profesional he visto cómo muchos de nuestros alumnos han seguido estos consejos y han desarrollado productos superpotentes que les están permitiendo vivir (y muy bien) de lo que soñaban.