La dimensión espiritual del liderazgo.
Crecer como persona te hace mejor líder, por eso, cuando trabajas en tu interior y te conectas con la dimensión espiritual de la vida, tus relaciones y resultados mejoran.
Si quieres ganarte la confianza de otros, influir y que sigan tus ideas, debes liderar con el ejemplo. Por eso, el liderazgo empieza con el autoliderazgo, trabajando en tu crecimiento personal y cultivando tu conexión con la dimensión espiritual de la vida.
Capacidad de crear lo que te propones: Si la energía creadora del Universo te da vida y habita en ti, entonces por naturaleza eres un ser creador, capaz de crear los resultados que buscas y lograr tus objetivos. Además, esta fuente de energía es infinita y abundante, por eso, al conectarte a ella puedes acceder a su abundancia.
Confianza para lograr objetivos: Ser consciente de la dimensión espiritual de la vida, te permite darte cuenta que estás acompañado y sostenido. Que no estás solo y que el Universo es capaz de proveerte de lo que necesitas. Esta confianza te ayuda a salir de tu zona conocida y arriesgarte a ir tras tus metas.
Habilidad para manejar tus emociones: En los momentos en los que sientes estrés, miedo o ansiedad, recordar la existencia de la dimensión espiritual puede darte fe, tranquilidad y motivación para enfrentar los obstáculos. También puede ayudarte a adoptar una perspectiva más útil, ser resiliente y hacer frente a las dificultades. Incluso, cuando sientes rabia o frustración, si te conectas con la paz interior, podrás adoptar una actitud más empática.
Capacidad para comunicarte con empatía: Ser consciente de tu conexión con los demás, desear el bienestar de otros, y querer fomentar la paz, te ayuda a ser más empático y compasivo contigo mismo y con otros. Te ayuda a enfrentar los conflictos constructivamente y a comunicarte con honestidad, de forma amable y respetuosa.
Respeto a la diversidad: Si la energía que nos da vida habita en todo el universo, entonces todos los seres estamos conectados y somos parte de una misma unidad. Ser consciente de esto, te permite recordar que cuando respetas a los demás, te respetas a ti mismo. Por eso, cuando discriminas a otros por ser diferentes, por su raza, por el lugar donde nacieron, por su identidad de género, por su orientación sexual, por su edad, o por su condición socioeconómica, no solo te irrespetas a ti mismo, sino que, en vez de estar creando paz en el mundo, estarás fomentando la separación e intolerancia.
Habilidad para construir relaciones significativas: Cuando te conectas con la dimensión espiritual puedes ver la luz en las personas, empoderarlas y reconocer sus cualidades. También surge en ti el deseo de ayudar. A su vez, cuando sirves a los demás, y demuestras interés genuino por su bienestar, te ganas su confianza, puedes influir y movilizarlos para que unan esfuerzos en pro de un propósito común.
Pasión por un propósito significativo: Al cultivar tu relación con la dimensión espiritual eres capaz de encontrar un propósito que va más allá del interés personal. Un propósito y valores que te lleven a dejar una huella positiva en el mundo, que te inspiren y que sean una fuente de pasión, compromiso y motivación.
Aptitud para inspirar a otros:Una vez has aprendido a liderarte a ti mismo, y has encontrado inspiración en la dimensión espiritual de la vida, a través de tus palabras y acciones también puedes transmitir sabiduría e inspirar a otros. En últimas, los verdaderos líderes, ayudan a otros a brillar y sacar a la luz lo mejor de sí mismos.