Liderazgo: forma y fondo.
Brindarle a un equipo lo que necesita, en el momento preciso, en la dosis adecuada y en la forma correcta, es lo más cercano al honor de ser considerado líder. Esto supone que se tiene algo relevante que aportar, se suple una urgencia u oportunidad de mejoramiento.
¿Cuál es la razón de que algunos no logren recibir el calificativo de líder y se queden apenas en el de jefe?
Opción 1. La forma afecta el fondo.
La visión que se propone es valiosa, las soluciones que se impulsan son pertinentes y el plan de acción que se traza es, definitivamente, el camino a seguir. No obstante, cuando el líder descuida el tacto y somete a los miembros de la organización a aceptar forzosamente sus ideas, estas se convierten en obligaciones que se cumplen sin pasión alguna.
Numerosas personas tienen planteamientos geniales y urgentes, pero son resistidas porque descuidan detalles vitales como el respeto, la consideración y la tolerancia a la opinión de los colaboradores, cobran más protagonismo que sus ideas.
“Un líder es mejor cuando la gente apenas sabe que existe; cuando el trabajo está hecho y la meta cumplida, esa gente afirma: Lo hicimos nosotros”, señala Lao Tzu.
Contribuir con ideas acertadas es fenomenal, pero no es válido creer que solo las propias lo son.
Actuar con firmeza es necesario, siempre que no se atraviese el umbral de la intransigencia. La sabiduría no es monopolio de nadie; cuando se deja de escuchar, se detiene el aprendizaje. Los errores tampoco son exclusivos, un líder los reconoce y los asume; el jefe solo los señala y, con ello, se aleja de la comprensión del equipo.
Todos conocemos personas geniales en el fondo de sus propuestas, pero complicadas en su forma de “venderlas.” ¿Es usted, acaso, una de ellas?
Opción 2. El fondo afecta la forma.
La cordialidad, la prudencia y la escucha activa son cualidades mayúsculas cuando se apuntalan en la capacidad de decisión y en argumentos atingentes; de lo contrario, pese a las buenas relaciones, el rumbo será incierto. La calidad humana del líder, la contribución de ideas y la promoción de caminos firmes de acción son ineludiblemente complementarios a esa cualidad.
La consideración al criterio ajeno no se debe confundir con la indecisión ni con la ambigüedad complaciente, ambas aniquilan oportunidades y son amigas del fracaso. En el otro extremo, el exceso de ideas, las demandas de trabajo, así como las exigencias cuasi-irracionales afectan el ánimo del equipo y hasta las relaciones de este con su líder. ¿Conoce usted excelentes vendedores sin productos que ofrecer?
El equilibro entre forma y fondo es inspirador, hace que la visión de los líderes fluya por las venas de la motivación, por las mentes receptivas y por la voluntad de todos los miembros del equipo para desatar toda su energía en pro del sueño compartido. ¿Qué prefiere, ser líder o ser jefe?
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